lunes, 28 de enero de 2008

El Albergue de Piedrafita (Huesca)

Podía contaros mi fin de semana en Formigal de seguido, pero antes de ello creo que debería contar mi noche en el Albergue de Piedrafita, o mejor dicho la noche en la puerta del albergue de Piedrafita.
El caso es que teníamos reservado la noche del viernes y el sábado en un albergue, como todos sabéis los albergues no es que los lleve la cadena NH hotetes o Hillton, pero se duerme y a mi con eso me sirve. Le dijimos al dueño que saldríamos de Madrid a las 9 y que llegaríamos sobre la una de la madrugada, a lo cual el señor nos dijo que no habría problema, le dimos nuestro móvil y el su teléfono para cualquier problema.
Bueno pues llegamos a la 1:15 según mi reloj, llegamos a la puerta y ni el tato, eso si la puerta abierta, llamamos a la puerta, subimos y nadie. Eso si la gente durmiendo, no convenía dar ruido. Se nos pasó el numero de teléfono, y llamamos a Madrid para que nos lo diese Patri. Pues llamamos durante un rato, y oíamos el teléfono sonar desde fuera pero nadie contestaba, la cosa se ponía fea.
Vuelta al coche, el termómetro empezaba a asustar.
Como comprenderéis en un pueblo de 30 habitantes no suele pasar mucha gente, y menos a estas horas, pero el caso es que había bastantes coches aparcados en el parking del pueblo, si había parking y por lo que pudimos observar no eramos los únicos en el coche, algunos estaban durmiendo al cobijo de una especie de parada de autobús, de la temperatura sin comentarios.
Volvimos a hacer otro intento y subimos hasta el albergue, llamamos a la puerta anexa con la esperanza de que fuese la vivienda del dueño, nada se oiga, llamamos y el mismo teléfono sonando. Ni rastro de alguien a quien preguntar, solo había una luz encendida en todo el pueblo y no era plan de llamar a esas horas. Vuelta a la furgoneta.

Visto lo visto, sacamos el saco, nos abrigamos y decidimos dormir en la furgoneta, eso si todavía nos dió tiempo a salir a preguntar a unos que cerca de las 3 estaban preparándose para subir a la montaña, bien equipado por cierto, y estos tampoco sabían nada.

Y aquí entre lo incomodo del lugar y el frío pues la verdad no es que durmiéramos mucho. De vez en cuando pasaba algún coche que nos desvelaba. A todo esto debemos añadir que puesto que íbamos a un albergue se supone que a cubierto y con calefacción no llevábamos unos sacos buenos, llevábamos los de verano de las acampadas con lo que no es que pasásemos calor precisamente, eso si frío solo en los pies.
No hay imagenes de ello, solo puedo decir que en el coche heló pero por dentro, y a cuando vimos que ya había movimiento el el albergue y nos desperezamos subimos para allá.

Cuando hablamos el dueño nos dijo después de un sonoro ¡¡¡No jodas!!! y un ¡¡¡Bueno, bueno, bueno!!! que el deja la puerta abierta siempre, que en el pueblo son 30 habitantes y nunca pasa nada y que tal y pascual.
Cierto es que nosotros debíamos haber llamado a eso de las 11 de la noche, pero íbamos confiados con que estaría allí, más que nada por el funcionamiento de otros albergues donde hemos estado. Donde te dicen donde puedes o debes dormir y te dan la llave del cuarto comunitario o cuarto más pequeño donde duermes.
El caso es que con 3 o 4 horas en duermevela en la furgoneta y con las legañas en los ojos desayunamos en el albergue y nos fuimos a esquiar dejando las cosas en el pasillo pues el dueño nos prometió que nos las colocaría donde hubiese espacio para los tres que íbamos. Por cierto a la hora de entrar en el albergue la cosa pintaba así:

Moraleja: a falta de no saber lo que te vas a encontrar llama 500 veces, que parezcas pesado, pero que al menos te reciban como agua de Mayo y lleva siempre un saco en condiciones, uno bueno y más si vas a donde hace fresco.
Ya seguiré contando mi fin de semana en otro post.

No hay comentarios: